too much
Que te gustara Benedetti, que tuvieras la colección completa de Mafalda, que canturrearas canciones de un disco llamado Oh, Melancolía, que me contaras tu devoción por la biografía de Neruda, por Cortázar, era obvio. Que te gustara Bjork y que te enronquecieras cantando a una tal julieta Venegas, que en tu auto llevaras un disco de unos decadentes argentinos llamados Babasónicos, que me confesaras que sólo habías visto el festival de Viña a ratos para ver a Fito Paez, a Charly García y ahora último a Café Tacuba y por supuesto al maricón de luxe Bosé comenzó a impacientarme. Que te murieras por las películas de un tal Subiela, que te supieras todas las de Johansen, que leyeras a Carver, a Ginsberg, a Parra admiraras a Bukowsky, que llevaras a tu único hijo a ver a Molotov, que adoraras Buenos Aires y que siempre me pidieras ir al Cinzano en Valpo o al Liguria de Manuel Montt me pareció sospechoso. Tus recuerdos en la Blondie, en el Bunker, tus discos de Saint Germain, Massive Atack, Morphine, Morrisey, Radiohead, Coldplay, tus fotos del recital de Kraftwerk, tus películas japonesas, la colección completa de Miyazaki, tus libros de Mishima, tus discos de Caetano Veloso, de Serrat, de Silvio, de Serú Girán, tu pipa de fumar cuetes, tus afiches de teatro polaco, tus teorías acerca de Aphex Twins, tu gusto relamido por la poesía de Baudelaire, tu Orbital de fondo, tus lounge, ambient, house y la hueá y la hueá, tu straight, bi, pro, bajofondo, gotan project, tu tempura, sake, roll, sashimi y wi fi fueron demasiado para mí.
Antes de tener un orgasmo contigo preferiría ir a un preuniversitario.
Antes de tener un orgasmo contigo preferiría ir a un preuniversitario.