miércoles, febrero 15, 2006

Espalda

Algo en sus movimientos me atrae como ninguna otra, su espalda con ligeros vellos morenos cerca de las nalgas, las nalgas naturalmente que crecen hacia abajo, ciertas líneas que se deslizan por su columna arriba y abajo, bajar desde sus hombros con la lengua, moldear con los dedos el ancho de la cintura que crece más abajo, separar las piernas, saludar la sombrita de su culo color canela, aspirar el pescadito remolón que palpita bajo la presión de mi nariz. Hundir un pulgar, sacar la raíz del asunto, hacer lo que hay que hacer, zambullirse en su espalda, en su olor a manzanilla...

2 Comments:

Blogger Elena said...

No me sorprende... que recuerdes el surco de mi espalda...
rememoro tu virtud... de explorador... Mis olores de manzanilla y tus humores de trébol. Se me quedó tatuada la imágen; sobre tu colchón oscuro, mis nalgas en desesperado movimiento, el solo hecho de nombrar el cuadro me arranca estos escalofríos malditos, que se me hacen costumbre.

12:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

10:52 p. m.  

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